Generalmente, los padres son los primeros en detectar que sus hijos tienen dificultades en el colegio sin entender los motivos, pues se trata de niños brillantes, pero con bajo rendimiento en los estudios.
La buena noticia es que, si se les trata correctamente desde la infancia, no tendrán problemas en su edad adulta, pero de no prestarles la atención debida manifestarán, a mediano y largo plazo, conflictos en todos los aspectos de su vida.
Los niños con déficit de atención son olvidadizos; se distraen con cualquier estímulo del ambiente, les cuesta trabajo escuchar, no saben obedecerinstrucciones ni terminan sus tareas, y evitan las que requieren esfuerzo mental; mueven continuamente los pies y las manos; se levantan de manera constante de su asiento sin motivo; tienen el umbral de tolerancia a la frustración muy bajo; se enojan cuando pierden y son muy impulsivos.
Les resulta frustrante postergar la gratificación, son hiperactivos, aunque no todos, y otros pueden ser pasivos.
Este padecimiento es más común de lo que se cree y en casi todas las escuelas existen niños con este problema.
Y parece mentira, pero la universidad representa menor complicación que la preparatoria, pues los adolescentes se vuelven adultos jóvenes, y ellos eligen y miden sus tiempos de estudio: dos o tres horas cada día, eliminando las áreas que los ponen en aprietos.
EL TRATAMIENTO
En algunas ocasiones, los niños con déficit de atención requieren ser medicados, pero antes de hacerlo, el primer paso es que los padres reconozcan que tienen un problema y acudan con un especialista, debido a que el tratamiento requiere de un equipo multidisciplinario: pedagogos, psicólogos, neurólogos, pediatras, maestros, psicomotricistas.
DAÑO CRÓNICO
Si no son atendidos a tiempo sufrirán un daño grave en su autoestima porque son regañados, se les expulsa del salón de clase; les explican una misma cuestión cinco veces y lo siguen haciendo mal.
Durante sus periodos altos de atención pueden hacer una pregunta inteligente, elaborada; en cambio, en los periodos de atención baja pueden restar, en vez de sumar. Son alumnos que incluso reprueban años.
EL DEFICIT EN ADULTOS
Los niños que no manejan sus impulsos necesitan medicamentarse y algunos padres se oponen a esto, pero deben saber que, de no hacerlo, sus hijos presentarán problemas emocionales colaterales toda su vida, y se exponen más al peligro; tienen más accidentes y mayor predisposición a pelear.
Bien guiados, estos pacientes aprenden a conducirse, y los medicamentos los ayudan a madurar.
Hasta hace poco, se creía que este trastorno desaparecía en la adolescencia.
Hoy sabemos que, si no se realiza el diagnóstico y tratamiento adecuados, 40% de esos casos manifestará patologías adictivas y otros trastornos derivados de la impulsividad.
De hecho, dos terceras partes de los actuales abusadores de sustancias han padecido este cuadro, diagnosticado o no.
De no ser tratado apropiadamente, este padecimiento interferirá en todas las áreas de su vida adulta: trabajo, matrimonio, relación con amigos e hijos; manifestará baja autoestima, sentimientos de incapacidad y con el costo devivir en constante frustración.
Si son debidamente atendidos desde niños tendrán todas las oportunidades de alcanzar
una existencia plena.
POR: LICDA. NORMA PEREZ ACOSTA
0 comentarios:
Publicar un comentario